La Tierra Yerma: Un fértil paso adelante

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Una tierra yerma es, por definición, un terreno incultivado, en ocasiones estéril, árido y baldío. En otras, es una oportunidad para sembrar y que germine algo que lo haga único con sus frutos, convirtiéndolo despues en un vergel fértil y vivo. En ese sentido se encuentra “la tierra” que hemos visitado de forma metafórica: “La Tierra Yerma”, el último tebeo de Carla Berrocal, recién editado por Reservoir Books.

Este cómic supone un paso delante de la autora, por la apuesta ganadora que acomete, conceptual y gráfica. Un salto sin red, de grato recorrido lector, por lo que esconde este relato de mujeres del campo a caballo en tierras charras. No deja de ser, en esencia, un western, con múltiples capas de significado. Entre lo iniciático y lo crepuscular, esta epopeya nos presenta a dos familias enfrentadas: la casa de Salvatierra y la de la Isla Perdida. Una latente disputa entre latifundistas que sirve de contexto para que, a pesar de esa rivalidad, surja la chispa de la atracción en la nueva generación de ambas familias, encarnadas por Leonor e Isabel.

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Así se fraguará un amor, prohibido por las rivalidades de clan, pero más fuerte que cualquier odio o rencilla. De fondo, la vida de frontera, donde la ley se difumina ante las amenazas y no queda otra que echarle arrestos para aplicar justicia. En frente, un peligro sobrenatural: “los ellos”, que nos retrotrae a esa letal y sutil amenaza ideada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López en el clásico “El Eternauta”, como una suerte de metáfora de los miedos y ansiedades humanos llevados a su máxima y pérfida expresión. El mal de forma pura y, no obstante, inconsciente, que en el caso del cómic de Carla Berrocal se plasma de forma gráficamente explícita con viñetas cargadas de simbolismo y varias lecturas.

La aridez propia del género de frontera, la lucidez de la buena ciencia ficción (la que tiene siempre en la manga un as en forma de metáfora de lo real) y la sensibilidad de acertado sentido son los tres vértices donde se va tornando fértilmente creativo este cómic, como un diamante de tres lados (o tres géneros) que conviven de forma sobria y orgánica. Y ahí esta lo singular de “La Tierra Yerma” y el éxito de la apuesta de Carla Berrocal, que con esos mimbres traza un relato que resulta a todas luces natural y rotundo.

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Definición. Es la palabra que también sugiere el tebeo. La primera literaria, por la acertada caracterización de las protagonistas. También gráfica, pues la economía de trazo de Carla Berrocal, tan minimalista como efectiva, resuelve todas y cada una de las etapas del cómic dejando esa sensación difícil de lograr, pero fácil de reconocer: frescura. En fondo, con un estilo tan personal, sintético y adictivo; y en forma, con composiciones de página donde todo fluye al servicio de lo que se cuenta.

Como detalle, el amarillo de las páginas impresas, tan propio de los magacines japoneses, le otorga al tebeo un halo adicional de atemporalidad manga. También el tamaño, cuyo influjo se puede rastrear también en el ritmo y composición de las páginas del volumen, ampliando la conexión hasta la sobrecubierta que lleva la edición física. Entrelazando ese elemento, además, con un rasgo acrónico que nos sitúa fuera de un tiempo concreto. Hechos que refuerzan la sensación atemporal de lo que aquí nos cuentan, antojándose un resultado donde hay desde sensaciones propias las mitologías lejanas hasta destellos de lo inmediato, que no fugaz.

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En consecuencia, las 184 páginas de “La Tierra Yerma” conforman un creativo pasto verde que rezuma frescura. Donde hay mucho asimilado y sintetizado, vertido con naturalidad en una obra que se erige como singular y fresca. Un cuento que, de puro personal, deviene en algo más universal. Pues con independencia que se reconozcan (y disfruten) los códigos y referencias manejados por la autora, el relato funciona por sí mismo para cualquier tipo de lector. Con independencia de los simbolismos, este diamante brilla en su conjunto, más allá de cada uno de sus lados. Sin duda, con “La Tierra Yerma” Carla Berrocal acaba de dar un lúcido y fértil paso adelante. De gigante.

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