
La nostalgia, esa fiel compañera de viaje con la que añoramos los momentos vividos, se entremezcla con los recuerdos en “Veneno: Pira Funeraria”. Una saga protagonizada por el simbionte Veneno y que tiene como estrella invitada a Frank Castle, El Castigador. Estos son personajes oscuros, luchadores con ideales atípicos para los superhéroes y más propios en sus actos, vengativos y asesinos, de seres desprovistos de toda bondad.
Veneno y el Castigador se abrieron a base de golpes y disparos un hueco en Marvel, la editorial de las editoriales, cambiando los gustos de los fanáticos seguidores de las aventuras publicadas por ésta y pasando de venerar a un Spiderman o a una Patrulla-X a personajes que se les podría sumar a este dúo de salvajes libertadores, entre los que se podría incluir también a Matanza. En la década de los noventa algo estaba cambiando, ni para mejor ni para peor, simplemente las editoriales y sus lectores evolucionaron por un camino sin el cual, actualmente, no estaríamos donde estamos. Era un bien o un mal necesario, pero ese camino se debía transitar.

Una de las etapas en ese camino fue “Veneno: Pira Funeraria”, (“Venom: Funeral Pyre”), serie limitada de tres entregas con fechas de portada entre agosto y octubre de 1993. Los artistas encargados de aportar ese granito de arena al cambio continuo en Marvel fueron el guionista Carl Potts, el dibujante Tom Lyle, los entintadores Scott Hanna, Al Milgrom y Joe Rubinstein y el colorista Ed Lazellari.
Aquí se encuentran un par de personajes oscuros como son Veneno y El Castigador, que no dudaban a la hora de liquidar a quien quiera que se les pusiera por delante con tal de que su ley prevaleciera. Pero no siempre el fin justifica los medios y esta forma de entender el cómic podría acabar con la imágen clásica del superhéroe hasta el momento. Eran los noventa y las líneas que marcaban lo que estaba bien y mal eran difusas. Posteriormente se puede afirmar que todo volvió a la normalidad y que se aprendió de aquella época donde salieron cosas muy buenas y cosas peores, siguiendo la vida del superhéroe su curso. Como los protagonistas de esta miniserie, que siguen en primera línea de batalla.

“Veneno: Pira Funeraria” es una obra donde abunda la villanía tapada por un tupido velo. Una máscara si se quiere decir, con la que cada acción realizada por el simbionte y el Castigador tiene su justificación, pero en realidad están masacrando a diestro y siniestro en una guerra en la que ambos son el epicentro de una misión perdida de antemano. Con estas circunstancias nace Pira, como contraposición clara a lo que pueden ser Veneno y Frank Castle. Ambos son los culpables de que este chico, periodista inmiscuido en el interior de una banda callejera, tome decisiones extremas hasta convertirse en un monstruo. Carl Potts y Lyle consiguieron crear con Pira una enemistad transitoria entre los personajes principales de la obra. Pira se pondría en el punto de mira del Castigador mientras Veneno intentaría redimirle y devolverlo a su antiguo estado de ser humano. Pero todo lo que consiguieron ambos contendientes fue aumentar sus diferencias y jurarse venganza.
Con todo esto, Marvel consiguió aumentar su volumen de ventas y que sus lectores siguieran al pie del cañón, manteniéndose enganchados a las futuras aventuras de ambos personajes principales. Estando en los noventa, con el mundo del cómic en ebullición, todo lo relativo a Veneno y al Castigador significaba dinero, y cuando se juntaban “la fiesta de la galleta” estaba asegurada. Dichosos aquellos que disfrutasteis de sus batallas a finales del siglo XX, pues vivisteis en primera persona algo muy especial, algo verdaderamente asombroso, cómo dos antihéroes ponían su vida en juego por salvar inocentes matando “inocentes”.

En su momento, la edición española esta la serie limitada de tres grapas llevada a cabo por Forum entre junio y agosto de 1994 tuvo una buena acogida. Panini cómics la rescató en formato TPB en 2019 junto a otra miniserie de Veneno de la época: “La Locura”, de Ann Nocenti, Kelley Jones, John Beatty, Tom Smith y Ed Lazellari. Una oportunidad de disfrutar de estas aventura con aroma a los noventa. Como “Pira Funeraria”: un baile con la muerte en el que los dos invitados de ocasión, Veneno y el Castigador, luchan por sus propias convicciones, anteponiendo sus ideas a todo lo que se ponga por delante, incluyendo vidas inocentes.
