Uno de los fenómenos a tener en cuenta en la literatura infantil femenina es la saga a la que pertenece el cómic que hoy nos ocupa. Un autentico hito en todos medios de expresión por los que ha pasado. Nos referimos a “El Club de las Canguro” (“The Baby-Sitters Club”), la saga de novelas para jóvenes lectoras que Ann M. Martin inauguró allá por 1986. Desde entonces, 131 novelas, de las cuales 35 las escribió su creadora, han llegado a varias generaciones de niñas alrededor del mundo, con más de 180 millones de ejemplares vendidos.

Un éxito sin parangón a lo largo de cuatro décadas es el que desprende este club, que ha contado con varias adaptaciones en pantalla: una cinematográfica en 1995 y dos en formato serie: HBO en 1990 y Netflix el pasado 2020, consiguiendo un gran éxito en su público objetivo. El noveno arte ha sido también un campo donde las criaturas de Ann M. Martin han probado suerte, cosechando unos excelentes resultados: tanto en ventas (más de cuatro millones de cómics vendidos en todo el mundo) como artísticos. Razones para ello no faltan y muchas de las mismas se encuentran en las páginas del último cómic de la saga estrenado en castellano por Maeva: “El Club de las Canguro. Hasta pronto, Stacey” («Good-bye Stacey, Good-bye«), a cargo de Gabriela Epstein.

La premisa de partida no puede ser más determinante en este volumen: una de las integrantes del club se va a mudar a Nueva York. Stacey, la chica que llegó a la pandilla en el comienzo de la saga vuelve a la gran manzana, con todo lo que implica tanto para ella como para Kristy, Claudia, Mary Anne, Julia, Jessy y Malory. Esta situación compleja la tendrán que afrontar y asumir las niñas protagonistas. Recurso más que habitual en esta serie, construida a modo de “slice of life” para jóvenes lectoras: mostrando las complejidades de la vida y aportando grandes dosis de inteligencia emocional. Hecho que otorga a este tebeo finalidades didácticas, pues lo que encierran estas páginas es mucho más que entretenimiento infantil, por lo que muestra y por cómo lo cuenta: de forma accesible y directa. Hablando de tú a tú a su joven público, generando complicidad viñeta tras viñeta.

Todo ello es mérito de Gabriela Epstein, en la acertada síntesis y secuenciación de lo que narra en estas páginas. Epstein ha sabido coger el testigo de sus predecesoras (Raina Telgemeier y Gale Gillian) y al igual que Chan Chau (que realizó el anterior volumen: «Los vecinos nuevos de Kristy«), mantienen el encanto y complicidad de la serie a un alto nivel. Súmese a ello el funcional color de Braden Lamb, fiel a los parámetros cromáticos de la serie, para dar como resultado un volumen que encantará a las fans del club.

La reciente edición en castellano de Maeva cuenta con traducción de Ana Belén Fletes Valera y consta de 176 páginas editadas en formato rústica, al igual que el resto de volúmenes de la serie. Una edición funcional, ideal para sus jóvenes lectoras, que disfrutarán de lo lindo de este “Hasta pronto, Stacey”. Una muestra del porqué “El Club de las Canguro” sigue cosechando adeptas.