
“Mi nombre es Melonius Brigantius. Abandonado al nacer…
Fui recogido por la Legión, que hizo de mí un servidor de Roma…»
Es la mejor arma humana con la que cuentan en la III Centuria de la XXII Legión, III Cohorte, II Manípulo. Huérfano criado entre armas y cuarteles, solo ha conocido el desprecio y el acero, la sangre y el combate. Él es el protagonista de “Brigantus”, («Brigantus Tome1 – Banni«), un péplum en dos actos llevado a cabo por Hermann e Yves H, que acaba de estrenar en castellano Cartem.
Brigantius forma parte de la centuria que se adentra más allá del muro de Adriano, al norte bávaro donde los pictos pararon el paso a las huestes de Roma. Estamos en el año 84 después de Cristo y conviene asegurar las fronteras del Imperio. A ello va la tercera centuria, entre brumas que no dejan ver al enemigo, en unas tierras tan frías como hostiles. A su mayor baza, además, los veteranos no la tratan especialmente bien, burlándose y despreciándola. Pero Brigantius aguanta, porque cree que llegará un día la luz al final del túnel para redimirle…

Las adversas praderas de Caledonia se teñirán de rojo sangre y las lealtades serán puestas a prueba. Los celos y la soberbia serán el motor para que Brigantius comience con la que quizá sea la prueba más dolorosa y vital de su existencia. Por la gloria de Roma al comienzo… Por la mera supervivencia al final.
Con sabor clásico, Yves H, hijo de Hermann que lleva años guionizando las obras del maestro, traza un relato de una pieza, capturando el tono y tempo preciso para que Hermann se luzca en todas y cada una de las viñetas. Sin estridencias, con una sobriedad que solidifica el recorrido de este relato en tierras de frontera, donde lo peor del ser humano esta presente entre la bruma enemiga y las filas aliadas…

Así discurre este relato correoso y de una pieza, en la que Hermann brinda páginas notables, mostrando la gran forma artística que mantiene este coloso del cómic europeo. Con unos colores que nos remiten al frio y humedad de esa Caledonia inhóspita defendida por pictos. Donde a través de las viñetas mostradas seremos testigos de la crueldad y fiereza que viven y practican los romanos, a los que contestan con igual contundencia los pictos cuando se presenta su oportunidad en sus estrategias de guerrilla.
“Si tiene que haber luz, que se muestre…”
Esta primera parte de dos cumple con su función presentando la trama y desarrollo y dejando, como no podía ser de otra manera, con ganas de continuarla. Recién publicada originalmente en francés por Le Lombard, Cartem nos la presenta en castellano en un cuidado formato álbum de 22,5 por 30,3 cm., que hace justica por dimensiones a la grandeza de lo que contiene. Además, cuenta con acertadas notas históricas del traductor al castellano, José Emilio Martínez Tur, que contextualizan lo narrado; y prólogo a cargo de Diego García Rouco. Como broche, páginas a lápiz del gran Hermann y varios retratos pintados de los personajes principales. Todo a un nivel notable en las bélicas páginas de “Brigantus”, plagadas de bruma, frío y sangre. Con sabor clásico, si. Pero constatando que Hermann sigue estando en una forma artística notable.
