
La primera orden de caballería en España es un tema de gran importancia histórica y cultural que ha dejado una huella profunda en la Península Ibérica y en la historia de la cristiandad. La fundación y evolución de las órdenes militares en la España medieval están intrínsecamente ligadas al proceso de la Reconquista y a la lucha contra la presencia musulmana en la región. Entre todas estas órdenes, una de las primeras y más destacada es la Orden de Calatrava, que desempeñó un papel fundamental en la expansión y consolidación del cristianismo en la península. En el tebeo de Juanra Fernández y Roberto García Peñuelas llamado “Calatrava: Fundación” veremos uno de los eventos históricos más interesantes de las ordenes militares.
En el año de gracia de 1158, en el reino castellano bajo el reinado de Sancho III de Castilla, dos hombres de fe recibieron un encargo que trascendía los límites convencionales de su vocación. La tarea era clara y urgente: proteger el principal baluarte de la frontera del sur, Calatrava, contra la amenaza constante de los almohades, cuya sombra se cernía ominosamente sobre la región. Los hombres designados para este deber eran frailes, dedicados a la oración y al servicio divino. Sin embargo, el mandato del Rey Sancho III los llamaba a un servicio de otro tipo: debían armarse y aprender el arte de la guerra, transformando sus hábitos en armaduras y sus oraciones en estrategias militares. Este cambio radical, esta transformación repentina de hombres de fe en soldados, marcó el inicio de una empresa sin precedentes. La preparación de la defensa de Calatrava se convirtió en una tarea monumental. Los frailes, despojados de su quietud monástica, se sumergieron en el mundo de la guerra, aprendiendo el manejo de espadas y lanzas, la disposición de defensas y la organización de tropas. Su fe se convirtió en su escudo más fuerte, y su devoción se fusionó con el deber de proteger a su pueblo y a su reino. Pero la historia de la Orden de Calatrava no sería completa sin mencionar la intervención inesperada de una joven noble, hermanastra del recién coronado rey. Su nombre resonaría en los pasillos del tiempo: Estefanía Alfonso, una figura que desafiaría las expectativas de su época. Imbuida de coraje y visión, vio en la defensa de Calatrava una oportunidad para afirmar su lugar en un mundo dominado por hombres y para proteger los intereses de su reino. Con astucia y determinación, se unió a los frailes guerreros, ofreciendo su dote militar y su influencia para fortalecer la causa común. Así, casi improvisadamente, surgió la primera Orden de Caballería de la Península Ibérica: la Orden de Calatrava. Fundada sobre los pilares de la fe, el valor y la colaboración, esta orden marcaría un nuevo capítulo en la historia de la región, defendiendo las fronteras del reino y protegiendo a sus habitantes de las incursiones almohades. El legado de la Orden de Calatrava perduraría a lo largo de los siglos, recordando a las generaciones venideras la fuerza del compromiso, la importancia de la unidad y el poder transformador de la fe. En un mundo asolado por la guerra y la discordia, la historia de estos hombres de fe y de la joven noble que los acompañó se vería como un faro de esperanza y inspiración para las generaciones futuras.

Juanra Fernández se sumerge en la historia y en los detalles del período medieval en la Península Ibérica, específicamente en relación con la Orden de Calatrava y su papel en la Reconquista. Esto implica investigar las batallas, los líderes militares, las intrigas políticas y las relaciones sociales de la época, así como comprender el contexto cultural y religioso en el que se desarrolla la historia. Crea una estructura narrativa coherente que establezca el tono, la ambientación y los principales conflictos de la historia. Este guionista opta por seguir la vida de un personaje en particular, en concreto Fray Diego Velázquez, como un caballero de la Orden de Calatrava. Los personajes principales incluyen caballeros valerosos, damas nobles, monjes devotos, líderes políticos y guerreros musulmanes, cada uno con sus propias motivaciones, virtudes y defectos. El diálogo está pensado para ese período histórico, utilizando un lenguaje y una sintaxis que reflejen el habla de la época, pero logra transmitir información histórica de manera orgánica y fluida. En lo gráfico, García Peñuelas muestra su atención al detalle y su capacidad para capturar la emoción y la atmósfera de una escena. Sus ilustraciones están llenas de vida y energía, con líneas fluidas y dinámicas que dan vida a los personajes y a los paisajes que habitan. Cada viñeta está cuidadosamente diseñada para transmitir la acción y la emoción de la historia, desde los momentos de alta tensión hasta los momentos de calma y reflexión.

Este tebeo, editado por Serendipia, agotó su primera tirada se agotara y ya va por su segunda edición. Consta de 84 páginas a color en un tomo de tapa dura, de tamaño 32 x 22 cm. como un formato de un álbum europeo. Cabe mencionar la reseña histórica incluida en el volumen, realizada por Honorio Javier Álvarez García, que nos sitúa en antecedentes de cuando se ubica el relato que vamos a leer. El tebeo se culmina con la inclusión de datos biográficos sobre los protagonistas del relato: Diego Velázquez, Raimundo de Filero, Sancho III, Estefanía Alfonso o Yusuf.
Tras su lectura, queda en el aire la fragilidad de la vida humana y la incertidumbre del destino, incluso en medio de momentos de triunfo y gloria. La historia nos invita a reflexionar sobre el valor del sacrificio y la importancia de honrar la memoria de aquellos que dieron sus vidas por una causa mayor. «Calatrava. Fundación« nos deja con una sensación de asombro y reverencia ante el poder de la fe.
