
Incluso en sus últimos días en la década de los ’80, Bruguera alumbró genialidades de los autores que tenía en plantilla. Ejemplo de ello es el tebeo y personaje que hoy centra nuestra atención: “Pafman”, de Joaquín Cera. Un personaje que, no solo sobrevivió al final de la editorial del gato negro en los años ´80, pudiendo ver la luz con Ediciones B en 1987, sino que trascendió al formato revista donde apareció hasta mediados de los ’90 y se erigió como una de las joyas icónicas del humor en viñetas de nuestro país.
Razones para que sea así se encuentran en “Lo mejor de Pafman”, editado por Bruguera a finales del año pasado, dentro de la colección “Lo mejor de…”, que alberga selecciones antológicas de los personajes salidos de la factoría Bruguera, como “Mortadelo y Filemón”, “Zipi y Zape”, “Sir Tim O’Theo”, o “Vázquez”, una antología de historietas de «las hermanas Gilda», «Anacleto», «el tío Vázquez», «la familia Cebolleta» y «la familia Churumbel«; personajes creados gran Manuel Vázquez. Todos los títulos de esta serie están, en su mayoría, centrados en los años más gloriosos de la editorial del gato negro. Con dos excepciones: La recopilación de “La Familia Ulises”, que nos retrotrae a las páginas del TBO; y este “Pafman”, por pertenecer a un personaje que surgió en los últimos días de la editorial y que realmente nació para los lectores en páginas ya editadas por Ediciones B.

Creado como una parodia de Batman, se acompañaba de Pafcat (en lugar de Robin) y Gotham era sustituida por un contexto que daba, por absurdo, más juego: Logroño City. Joaquín Cera ya había dado sus primeros pasos en Bruguera con la divertida “Rebuznos en el espacio”, cuando le sugirieron en 1986 que creara un superhéroe humorístico en la línea de Súper López, uno de los éxitos de la editorial. Con esas premisas diseñó a Pafman y Pafcat, pero el cierre de Bruguera se interpuso en su estreno, que no llegó hasta que Ediciones B se hizo con el catalogo de Bruguera y retomó las cabeceras para volver a llevar a los personajes a los quioscos. Así debutaba Pafman en el #5 de la revista “Mortadelo” en mayo de 1987, de la mano de ediciones B.
A base de entregas, historieta tras historieta, Cera hizo evolucionar al personaje de una mera parodia a un ejercicio del absurdo en toda regla, aplicando gags que van mucho más allá de la parodia superheroica y llevando a Pafman y Pafcat por senderos deliradamente divertidos. En la selección que ofrece este volumen se puede corroborar este crecimiento de autor y personajes, donde en la viñeta menos pensada nos podemos encontrar con la salida más disparatada que, por absurda, nos atrapará entre carcajadas.

Ese es el encanto de Pafman y una de las razones de que siga siendo un personaje que cuenta con una sólida base de lectores que se ha podido divertir con la trayectoria del personaje. Mérito sin duda de su autor, Joaquín Cera, capaz de combinar el absurdo con la parodia en historietas que funcionan tanto para peques como para grandes. Y eso, cuando hablamos de un género como es la comedia, es dino de poner en valor. Porque quizá lo más difícil es hacer reir al público lector. Y Joaquin Cera no solo lo consigue y consiguió, sino que sus ocurrencias hechas viñetas resisten impretéritas con toda su bis comica imaculada, tan frescas como cuando fueron dibujadas.
Para quien quiera pasar un buen rato comprobándolo tiene una divertida oportunidad en las 160 páginas “Lo mejor de Pafman”, prologado por Manuel Bartual. Este volumen es, sin duda, la oportunidad para toparse (o reencontrarse) con los primeros pasos de la genial creación de Joaquín Cera y corroborar la evolución que experimentó el personaje, siendo la selección que aquí aguarda un crescendo de absurdo y comedia, con gotas de parodia superheroica, pero también salpimentado de ocurrente costumbrismo. Una combinación que sigue siendo saludablemente efectiva, por las carcajadas que sigue provocando.
