
Cuando llega el circo a la ciudad es una fiesta. Desde el anuncio de las funciones hasta que se desmonta la última pieza de la carpa, la magia y el encanto planean por la población y alrededores. El público sabe que tendrá la oportunidad de soñar estando despierto: las piruetas imposibles y los trucos de prestidigitador harán su aparición y armarán una velada que quedará en el recuerdo del respetable. La magia se hará presente. Si además hablamos de compañías que, con independencia del peso geográfico de la localidad, lo dan todo en la pista, la propuesta no solo promete, sino que supera con creces las expectativas creadas.
Esta imagen nos sirve para intentar plasmar en palabras lo ayer vivido en “El Veintiuno”. La sala oscense que ayer acogió el primer concierto de la gira de salas de Sidonie de este 2024. Una sala que ya es referente nacional por lo atractivo y excitante de la programación que ésta lleva a cabo en Huesca, siendo ya uno de los oasis musicales de toda la provincia.

El primer plato fuerte de este año fueron Sidonie que, al igual que una buena compañía de circo, lo dan todo en el escenario. Da igual que toquen ante un Wanda Metropolitano lleno (y Marc Ros se pasee por la pasarela exclusiva de los Rolling Stones) o para un centenar de afortunados en Huesca, la actitud, voluntad, ganas de transmitir y objetivo es el mismo: meterse en el bolsillo a todo el público.
Así lo hizo ayer en Huesca Sidonie en un bolo donde la banda armó y desplegó un set list de los que dejan buen sabor de boca. Por el savoir faire en cuanto a ejecución y la “joie de vivre” que planea en el ambiente cuando se suben al escenario esta banda. Así se puede comprobar en su último trabajo “Marc, Axel y Jes”: un disco inmediato, con altas dosis de enérgico power pop e ingenio plasmado en textos que conectan por lo cotidiano, aplicando en su construcción la acertada máxima de “menos es más”. Diez temas como píldoras urgentes de vitalidad, con una soberbia producción, que han tenido una excelente acogida entre el público, hecho que se traslada en que, a día de hoy, la mayoría de fechas anunciadas por Sidonie para este 2024 ya llevan el cartel de “sold out”.

Visto lo visto ayer en el Veintiuno, no es para menos. Además de una acertada selección del nuevo trabajo, la banda mantiene en directo muchos de los ases en la manga que ha ido cosechando a lo largo de estos veintisiete años de carrera. Así sonaron clásicos del pop nacional como “Fascinado”, “Nuestro baile del viernes”, “El Incendio”, “Estais aquí” junto a las adictivas nuevas composiciones, como “Que me bese todo el mundo”, “No salgo más” o “Cedé”, que abrió el show.
Complicidad y seducción. Son las palabras que definen la noche de ayer. Una complicidad que la banda desplegaba desde el escenario proyectada en dos direcciones. La primera entre ellos; la segunda hacia el público, que quedó seducido por las ganas de transmitir, comunicar, agradar y dejar algo para atesorar en la memoria del centenar de aficionados que disfrutaron de la noche.

En la calle hacía un frío helador. Dentro de la sala, el show fue algo más que un cobijo, fue un incendio de pasión desatada con himnos como “Estais Aquí” o “Carreteras infinitas”. De regalos, como el estreno en directo, después de mucho tiempo, del sitar de Jes. De joyas del repertorio de la libélula, como las hipnótica “Portlligat, o la enérgica “Me llamo Abba”. Junto a “El peor grupo del mundo”, el íntimo “Giraluna”, o “Un día de mierda” (con Marc Ros cantando desde la barra de la sala) formaron parte del sólido set list que calentó la noche y desató una comunión absoluta entre público y banda.
Fue la constatación de que Sidonie “van con todo” siempre. Da igual el aforo del local donde actúen, sus conciertos buscan seducir desde la complicidad, transmitiendo y contagiando esa energía pop y melodías adictivas que tienen en su haber. Sin duda, la noche de ayer en el Veintiuno fue para recordar. De las mejores. Al salir a la calle, posiblemente el termómetro estaría cerca de los cero grados. Sin embargo, el calor y la adrenalina proporcionada en el concierto nos hizo inmunes al frío. Es lo que tiene haber estado en esa gozosa “isla que no sale en los mapas” que es un concierto de Sidonie.
