
La segunda parte de la serie de “Black Hammer: El Renacer parte 2” (“Black Hammer: Reborn. Part 2”) de Jeff Lemire, Malachi Ward, Matthew Sheean, Bryce Davidson y Rich Tommaso nos sumerge en la complejidad del tiempo y la realidad, explorando la conexión entre la Para-Zona y la aparición de versiones alternativas de los héroes, todo enmarcado por la inquietante presencia del Anti-Dios. La Para-Zona se presenta como un espacio que desafía las leyes conocidas de la física y la temporalidad. Aquí, los héroes y heroínas como RevientaCráneos y Martillo Negro se ven obligados a enfrentar su realidad alterada y a lidiar con las versiones alternativas de gente conocida que emergen de los pliegues del tiempo. Esta complejidad añade capas intrigantes a la narrativa, ya que los personajes deben reconciliar su forma de actuar con las múltiples versiones de sí mismos y de los héroes que todos conocemos, que coexisten en este espacio atemporal.
La Para-Zona, este reino dimensional donde el tiempo pierde su linealidad, se erige como un protagonista por derecho propio en la trama. Jeff Lemire utiliza este concepto para desafiar las convenciones narrativas y explorar la complejidad del tiempo de una manera única. La Para-Zona no es simplemente un telón de fondo; es un elemento activo que da forma a los eventos y afecta a los personajes de maneras sorprendentes. El entorno de la Para-Zona permite a Lemire jugar con la narrativa de una manera que pocos cómics se atreven. Las diferentes épocas coexisten, y los lectores son testigos de encuentros entre versiones pasadas y futuras de los héroes. Este juego temporal agrega capas de intriga y anticipación, manteniendo a la audiencia en vilo mientras intenta descifrar los misterios de este reino peculiar. La trama se intensifica con la introducción del Anti-Dios, una entidad ominosa que amenaza con destruir todo. La conexión entre la Para-Zona y el Anti-Dios plantea preguntas existenciales sobre el propósito de este reino y su relación con fuerzas cósmicas más allá de la comprensión humana. Esta amenaza omnipresente impulsa a los héroes a enfrentarse no solo a sus propios demonios internos, sino también a un enemigo que desafía la misma estructura de la realidad. La presencia del Anti-Dios añade una dimensión épica a la narrativa, llevando a los héroes a límites inexplorados mientras luchan no solo por sus vidas, sino por la existencia misma. La construcción de este antagonista refleja la habilidad de Lemire para fusionar elementos de ciencia ficción, fantasía y filosofía existencial en una trama que va más allá de las convenciones del género de superhéroes.

El estilo de dibujo de Malachi Ward se destaca por su atención meticulosa al detalle y su enfoque pictórico. Cada viñeta es una obra de arte en sí misma, con líneas precisas y sombras cuidadosamente elaboradas que aportan profundidad y textura a sus ilustraciones. La habilidad de Ward para capturar la anatomía humana y los paisajes complejos demuestra un dominio técnico que eleva sus cómics a un nivel de expresión artística más elevado. La capacidad para representar mundos futuristas y escenarios de ciencia ficción con un realismo que va más allá de la mera fantasía es uno de los aspectos más destacados de esta obra. Sus diseños de escenarios y arquitecturas son intrincados, creando entornos que son tan esenciales para la historia como los propios personajes. La atención al detalle en los objetos, la ropa y los fondos contribuye a la inmersión del lector en un universo muy complejo. Por otra parte, el colorista Sheean no teme experimentar con colores inusuales, lo que contribuye a la sensación de surrealismo en las historias de Ward. Esta colaboración entre el dibujo detallado de Ward y la paleta de colores imaginativa de Sheean se traduce en una experiencia muy interesante a la parte que muy psicodélica. Cabe mencionar que los interludios de un protagonista secundario llamado “Inspector Insector” que crean Jeff Lemire y Rich Tommaso entre los capítulos del tomo, nos ofrecen segmentos que brindan una visión del mundo desde la perspectiva de personajes secundarios, aportando nuevas dimensiones a la historia principal. Estos pequeños relatos son minúsculas gotas de puro noir en un concepto surrealista.

La edición original americana esta editada por parte de la editorial Dark Horse, con un total de cuatro números que completan esta segunda parte. En España, disponemos de esta obra gracias a la editorial Astiberri, que nos la ofrece este tomo en tapa dura con los cuatro números del arco, además de un cuaderno de bocetos y notas de Malachi Ward y Matthew Sheean. Donde nos muestran, como ejemplo, la evolución de un personaje y su cambio de edad más allá de poner un mechón de pelo lleno de canas. O como dibuja una de las escenas más psicodélicas en la que aparece El Coronel Weird. Cerrando las páginas de este libro, el lector queda con la sensación de que, aunque este capítulo de la saga ha llegado a su fin, hay terrenos inexplorados y dimensiones aún por descubrir. La incertidumbre persiste como un recordatorio de que, en el universo de Black Hammer, los límites entre lo conocido y lo desconocido son tan fluidos como el tiempo mismo. Y así disfrutando de “Black Hammer: El Renacer parte 2”, la historia continúa, con los héroes enfrentando un futuro que, aunque incierto, está impregnado de la esperanza de que, incluso en la oscuridad, la luz siempre encuentra una manera de brillar.
