
Los désidos (“Desidae”) son un tipo de arañas que habitan ecosistemas intermareales. Ahí, entre mareas, crean telas de gran complejidad, similares a sábanas, enredadas. En ocasiones viven dentro de conchas de percebes, donde las sellan con su tela, creando una burbuja de aire que les protege durante la marea alta. Así esperan a sus presas que capturan cuando quedan atrapadas en su red.
De alguna manera ocurre algo similar en el gran océano de publicaciones de cómics, donde los tebeos autopublicados esperan pacientemente a lectores que los descubran. En ocasiones muchos de ellos se topan con un título independiente, de esos que no viene refrendado por un gran sello editorial, que su publicación ha sido fruto del esfuerzo, tanto creativo como económico, del propio autor. Es ese el momento en que el lector entra en la maraña de viñetas de la obra y queda preso, por la frescura de la propuesta, en la red de narrativa gráfica expuesta. Algo así sucede con el tebeo que hoy nos ocupa: “Désida”, de Bardeo.

Publicado en 2021, el tebeo compone el primer acto de una ambiciosa propuesta argumental. Sirviéndose de un escenario distópico , Bardeo teje una trama en la que nos presenta un futuro cercano donde todo ha sido devastado. Un escenario tras una catástrofe, en la que las pulsiones revolucionarias siguen latentes en una sociedad donde la élite “pastorea” al resto. Es época de manifestaciones, como la que va a ir el protagonista de la historia. El cual es elegido para probar la demo de un nuevo juego. Mientras tanto, una bailarina en plena mala racha profesional acepta trabajar como modelo en el diseño de ese juego. Las piezas están colocadas y así comienza “Désida”.
La mejor ciencia ficción siempre está apoyada, paradójicamente, en situaciones de la vida real. De ahí nacen las metáforas y distopias que sirven para cuestionar y reflexionar sobre aspectos sociales y políticos. En esta corriente se puede englobar el argumento tejido por Bardeo, hijo de su tiempo: ese año 2020 que dejó huella en todas las sociedades occidentales. Partiendo de ello, el autor diseña un relato que funciona en dos niveles argumentales, la ficción del juego y la realidad en la que viven los personajes, para llevarlos en paralelo en este primer acto que deja, como todo buen comienzo de una saga, con más preguntas que respuestas.

Así se gesta esta red, tejida de forma sobria por un guion sólido al que el propio Bardeo da cuerpo gráfico en sus páginas. Demostrando que, aun siendo una obra novel, apunta un alto potencial conceptual en su propuesta. Ejemplo de ello es la sólida caracterización de los personajes principales, que es mostrada de forma natural y orgánica, hecho que redunda en la solidez de la propuesta. Todo ello combinado en escenarios apocalípticos que entroncan con la tradición del género, llevados a contextos más cercanos para el lector español, y sazonados con homenajes (o cameos) a referentes culturales de nuestro país. Sin estridencias y con sobriedad conceptual, para que todo fluya en una narración en la que nada parece forzado. Señal de la solidez que presenta esta propuesta.
Así hemos caído en la red de “Désida” y su primer acto, autoeditado por Bardeo en formatos digital y físico. Éste último presentado en formato de álbum europeo de 124 páginas a color y blanco y negro, siendo separadas así las dos tramas que componen el relato. Un acto que, como digo, deja con ganas de más, ya que el autor siembra suficientes elementos de interés en esta primera entrega para que, tras leerla, muchos estemos esperando su continuación. Eso es lo primordial en una obra novel, más allá de que haya un camino aún por recorrer en lo gráfico y un potencial por desarrollar: lo esencial es la capacidad de saber contar y atrapar al lector con la propuesta ofrecida. Y eso lo tiene “Désida” en sus viñetas.
