Bukowski-Schultheiss: El color del realismo sucio

Bukowski-Schultheiss texto 01

“Abajo había millones de tipos que roncaban, esperando reanudar sus ocho horas.
Estúpido. Estúpido y estúpido.”

Fuera del confort del “American way of life” se encuentra este tebeo. En sus viñetas nos esperan altas dosis de malditismo. Ese que bebe de vidas llenas de “trabajos de mierda” y no llegar a fin de mes. Sus protagonistas son los que la sociedad no cataloga como “ganadores”, los que se beben con desesperación las migajas que obtienen con su esfuerzo. No encontraremos ninguna vivienda unifamiliar de suburbios en estas páginas ni una serie de valores socialmente aceptados de clase media. En su lugar, pensiones de mala muerte, tugurios sórdidos, prostitución y alcoholismo regaran cada una de las viñetas. Malditismo en toda su extensión, de la forma más sórdidamente realista: soez, sucia y verídica. Estamos hablando de “Bukowski-Schultheiss”, recientemente reeditado en una edición especial a color por La Cúpula en una edición a color.

Más que «uvas de ira de desheredados”, lo que capturó con su literatura Charles Bukowski fueron los “excrementos producidos por la sociedad al condenar a algunos a la marginación”, poniéndolos en negro sobre blanco en una trayectoria literaria que ha dejado huella en la literatura americana y universal. Heinrich Karl Bukowski (nacido en Andernach, Alemania el 16 de agosto de 1920; y fallecido el 9 de marzo de 1994 en San Pedro, los Ángeles, Estados Unidos) es uno de los escritores estadounidenses cuya influencia es más palpable en la literatura norteamericana. Símbolo del “realismo sucio”, practicó una independencia literaria a lo largo de su carrera, tanto en forma como en fondo. Icono de la decadencia estadounidense, sus textos ahondan en la herida de forma nihilista, con una autenticidad que muchos tacharon de puro exhibicionismo impúdico. Aún con esos, su prosa y verso están cargados de la autenticidad de quien ha mirado a la miseria y lo amoral de frente y se ha apareado con ambos conceptos, en una unión en la que escritor y escritura se funden en un coito literario. Sucio y soez. Letal y veraz.

Bukowski-Schultheiss texto 03

“Eh chaval ¿buscas curro?
¿A quién hay que matar?”

Entre la basta producción de Bukowski, Matthias Schultheiss («Guerra Fría», «La verdad sobre Sheltby», «Los tiburones de Lagos» o «Trucker») adaptó varios de sus relatos breves en la obra que hoy nos ocupa. Una obra compuesta por varios cuentos de sucio malditismo, de vida consumida entre botellas que se vacían y relaciones sexuales con prostitutas. En los límites de la sociedad, donde las cucarachas son compañeras de viaje en pensiones de mala muerte. Con los la tenue luz del neón barato como único resplandor en la noche oscura de vidas sin rumbo.

Todo eso está en trazo de Schultheiss, al que el color de esta edición redunda en el efecto sórdido de los relatos llevados a las viñetas. Dando, si cabe, una mayor profundidad y nitidez a esta senda de perdedor que conforman los relatos de Bukowski aquí adaptados. La abundante tinta que poseen las páginas de Schultheiss es más efectiva cuando esta acompañada de un color que potencia cada una de las viñetas, obteniendo a todas luces un resultado más compacto.

Bukowski-Schultheiss texto 02

“He estado a punto de hacerle un ombligo nuevo.
¡Que me muera si ese cabrón no es un hijo de puta!”

Así se puede comprobar cuando se recorra “Henry Beckett”, “Nueva York a 95 centavos la hora”, “Un curro en Nueva Orleans”, “Un par de borrachines”, Kid Stardust”, “Los asesinos”, “La puta de 120 kilos” y “Mi madre, la del culo gordo”; los relatos que componen esta nueva edición a color de “Bukowski-Schultheiss”. 164 páginas en rústica que destilan puro “realismo sucio” de Bukowski, traducidas al castellano por Narcís Fradera, Rubén Lardín y el equipo de La Cúpula; y rotuladas por Iris Bernárdez. Lo que espera aquí no deja indiferente. No por nada estos relatos pusieron en el mapa del underground europeo a Matthias Schultheiss. Que además de capturar de forma totalmente fiel el espíritu del escritor maldito por excelencia del siglo XX, se reveló como un excelente narrador alejado de lo convencional, donde la creatividad no está sujeta a corses formales y morales.

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