Bella Muerte: El Oso. Hasta la Muerte cumple sus promesas

La muerte, inevitable y misteriosa, es una presencia que acompaña a la humanidad desde el inicio de los tiempos. Es el umbral que separa la vida de lo desconocido, una frontera que todos debemos cruzar en algún momento. Aunque su llegada puede causar temor y dolor, también es un recordatorio constante de la efímera naturaleza de la existencia y la importancia de vivir plenamente cada instante. La muerte es el gran igualador: no respeta estatus, edad, riqueza o poder. Es un destino compartido por todos los seres vivos. Aunque pueda parecer implacable y fría, también tiene una sabiduría profunda y misteriosa. Es el cierre de un ciclo y el inicio de otro, una transformación que lleva a las almas hacia lo desconocido, hacia el último misterio de la vida. En la muerte, las memorias y las experiencias de una vida se desvanecen, dejando un legado que perdurará en la memoria de aquellos que quedan atrás. Es una oportunidad para reflexionar sobre nuestro propósito y nuestras acciones, y cómo hemos tocado las vidas de quienes nos rodean. La muerte nos invita a valorar el tiempo y a apreciar cada momento como un regalo preciado. La muerte esta muy relacionada con la guerra, como en este tebeo llamado “Bella Muerte: El Oso” (“Pretty Deadly: The Bear”). La continuación de la sensacional serie de cómics creada por el equipo creativo formado por Kelly Sue DeConnick, Emma Ríos y Jordie Bellaire. Este segundo volumen prosigue la emocionante saga que mezcla géneros entre el western, la fantasía y el misticismo, llevando a los lectores a un mundo repleto de violenta naturaleza humana y secretos que traspasan el velo del raciocinio.

En este tebeo da un salto bastante brusco en el tiempo con el comienzo del segundo arco. La Gran Guerra ha comenzado, y la historia se centra ahora en una moribunda Sarah que aguanta hasta la próxima luna llena para ver a su hijo Cyrus por última vez. Al mismo tiempo, Sissy (ahora la propia Muerte) está reuniendo a los segadores de almas para cuidar el Jardín del Mundo. Todo narrado para el público mientras aluden a las cosas a través de simples enseñanzas infantiles. Profundizar en la historia de los cosechadores es un gran ingenio, conseguir la idea de que haya más de un segador encaja a la perfección. Por supuesto, habría diferentes parcas que representarían cosas diferentes, la gente muere por todo tipo de cosas. Y, no en el sentido físico, no, la muerte en un sentido filosófico; justicia, venganza, crueldad, buena suerte, mala suerte… Esta ya no es una historia sobre la venganza, esta es una historia sobre la naturaleza humana, y la crueldad que los humanos pueden provocarse unos a otros. Por eso, situar a Cyrus (el niño que regresa a casa) en medio de la Gran Guerra es un contexto perfecto para representar la historia que cuenta. No sólo muestra la brutalidad con la que la gente puede devorarse a sí misma, sino que también trae dos nuevas parcas a la refriega: la Guerra cabalgando a lomos del Miedo para dar vida a estos temas.

Una de las marcas distintivas del estilo de escritura de DeConnick en esta serie es su enfoque poético y lírico: La figura de la Muerte juega un papel central en la trama, y su presencia agrega esa mezcla entre realidad y ficción tan interesante. Sus diálogos, llenos de metáforas y simbolismos, agregan una capa adicional de profundidad a la historia. Además, la guionista americana es experta en explorar argumentos profundos y universales a través de su escritura: Aborda temas como la venganza, el amor, la pérdida y la redención, con una sensibilidad que resuena emocionalmente. Cabe destacar que muchas de las ideas de DeConnick fueron rematadas por la brillante Emma Ríos. Como ejemplo, surgió el formato del Árbol del Mundo. La guionista estadounidense lanzó la idea y de la mente de Ríos salió esa bestialidad de árbol. Ese lugar llamado Jardín del Mundo estaba presidido por esa gran conífera, donde residen La Muerte y El Alma del Mundo, ya indisoluble a esta obra.

El arte de Emma Ríos en este cómic es una exhibición magistral de su talento y creatividad como dibujante. Con trazos elegantes y detallados, Ríos crea escenas alucinantes que parecen saltar de las páginas. Su manejo del diseño de personajes es excepcional: desde la pobre anciana postrada en la cama hasta los soldados en la trincheras de la zona de guerra más cruenta que te puedas imaginar. Cada personaje cobra vida bajo el lápiz y la tinta de Ríos. Su habilidad para jugar con el diseño y la disposición de las viñetas crea una narrativa visualmente muy dinámica. A menudo, incorpora imágenes simbólicas y elementos metafóricos en su trabajo, lo que agrega ese punto adicional en lo que representa y su significado, aumentando el impacto del relato. En esta historia está muy presente los efectos de sonido, que guían al lector a la siguiente viñeta, en un sentido muy similar al manga. En cambio, utiliza el silencio en las escenas más dramáticas, como si todo fluyera mejor en esos duelos a espada , remitiendo ese recurso empleado a las antiguas películas de samuráis.

La colaboración entre Emma Ríos y Jordie Bellaire como colorista es una combinación perfecta que eleva la serie a nuevas alturas artísticas. El estilo distintivo de Ríos se fusiona a la perfección con la paleta de colores de Bellaire, creando una narrativa visualmente cohesiva y estéticamente impresionante. Bellaire es experta en resaltar y enfocar la atención del lector en momentos clave. Utiliza colores vibrantes lo que agrega un poderoso elemento visual a la trama y aumenta la intensidad de la historia.

En Estados Unidos el material original se publicó entre noviembre de 2015 y junio de 2016 por parte de Image Comics. En España los cinco números americanos del número 6 al 10 de la serie se recopilaron por parte de Astiberri en un tomo integral con tapa dura, que un tamaño de 160 páginas. El arco El Oso (“The Bear”) cuenta con unos extras muy jugosos, como las ilustraciones realizadas por Káska Gazdowna, Hwei Lim, Xulia Vicente, Farel Dalrymple, Valentine de Landro. Entre esas ilustraciones unos textos explicativos que hablan del proceso creativo del tebeo en cuestión. Con unas conversaciones entre las dos autoras que nos revelan ciertos secretos y como surgen las ideas para plasmarlas en el papel.

«Bella Muerte: el oso» es un cómic que no deja indiferente. Posiblemente por ciertas situaciones personales, este tebeo me deja más marcado que otros muchos: La pérdida es una sombra que se cierne sobre todos nosotros, pero también es un recordatorio de la preciosa fragilidad de la vida. A través del duelo y la tristeza, encontramos la fuerza para seguir adelante, llevando consigo los recuerdos y el legado del ser amado. Esta historia nos enseña que incluso en la oscuridad de la muerte, hay espacio para la esperanza y la transformación, y que el amor perdura más allá de las fronteras de la vida.

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