
Los últimos días de la Republica Romana fueron convulsos. Aquel Primer Triunvirato (60 a.C. – 53 a. C.) en el que tres rivales políticos, Cneo Pompeyo Magno, Cayo Julio César y Marco Licinio Craso, sellaron una frágil alianza pronto comenzó a resquebrajarse entre ellos. Como tres maquiavélicos jugadores de ajedrez, Pompeyo, César y Craso, dispusieron sus piezas en Roma a modo de un tablero que incluía tanto la «urbs» como el resto de provincias. Hambrunas, conspiraciones y estrategias confluían en la política de la mayor potencia de la Edad Antigua. Fallecido Craso, la pugna por el control total se intensificó entre Pompeyo y César: fueron los años de la conquista de las Galias por parte de Julio César, el periodo que desembarcó en la segunda guerra civil de la República romana, que culminó con el ascenso definitivo de Julio César al poder.
Una época sin duda que alberga material fascinante para tejer buenos relatos. Como el momento de “cruzar el Rubicón”, el río que separaba Roma de las Galias y que cruzó Julio César al mando de la XIIIª Legión camino de Roma. Todo un desafío al Senado y a la ley, al presentarse armado así en la ciudad capital. Un punto de no retorno, como ha quedado para la posteridad la frase que hace referencia a pasar el arcilloso río.

Bajo esos mimbres nos encontramos el relato que nos ocupa hoy: “El Espía de César” (“L’Espion de César”), un magistral cómic de Jean-Pierre Pécau y Fafner que acaba de editar en castellano Cartem cómics. En el conoceremos a Coax, un bárbaro galo que va a acabar como hombre de confianza de uno de los mayores estrategas de está época, del vencedor de aquella pugna por el poder: Julio César.
Coax, esclavo e hijo de esclavos que apoyaron la causa de Espartaco, será en este relato una de las piezas clave en los días previos a la «Segunda Guerra Civil de la Republica Romana». Peón destacado en las maquinaciones de César, Coax también tendrá motivaciones personales en sus acciones. Rudo, hábil y tenaz, se convertirá en pieza clave para el militar y político romano durante los días previos a su llegada. Como una suerte de áspero “agente secreto” descubrirá las maquinaciones de los rivales de César.

De estos parámetros argumentales se sirve Jean-Pierre Pécau para construir un sólido argumento, documentado y contextualizado con maestría, en el que la Historia de Roma sirve de telón de fondo a un relato de una pieza, sin fisuras. Con una soberana solidez conceptual y una caracterización nítida de los personajes principales. Definida tanto por lo que dicen por lo que callan, por su comportamiento y gestos, el elenco principal reviste credibilidad en cada una de sus apariciones.
Junto a ello, Fafner despliega sus altas capacidades como narrador gráfico en páginas que fluyen de forma magistral y hacen crecer el relato mediante encuadres y secuenciación efectivos. Con un poderoso trazo, lleva al lector por esta epopeya donde la Historia y la aventura confluyen de forma espectacular, bañando del color preciso cada una de las viñetas.

Concebido como una trilogía en tres actos (“Memento Mori”, “La perra de Hades” (“La Chienne d’Hades») y “El Rubicón” (“Le Rubicon”), Delcourt publicó esta obra serializada en tres álbumes entre 2020 y 2022. Para la edición española, Cartem cómics ha decidido estrenarlo de forma integral, con buen criterio. Pues estamos ante una obra que se disfruta mejor si se aborda por completo. Y más en esta edición, que acertadamente viene con notas del traductor, José E. Martínez, al final del volumen que ponen en contexto histórico el argumento y dotan de mayor profundidad a su lectura.
Así se descubre este tebeo colosal: Trepidante y robusto, intenso y glorioso. Una de las sorpresas de este verano. Así que dispónganse a abrir esta obra y no habrá vuelta atrás, como cuando se cruza el Rubicón.
