
No todos los días se cumplen 70 años, aunque seas un personaje de cómic. Mañana una de las creaciones más entrañables de la Bande Dessinée entrará en las siete décadas de vida editorial. Nos referimos a nuestro entrañable Marsupilami, creado por el maestro André Franquin. Su primera aparición tuvo lugar en Le Journal de Spirou #720 un ya lejano 31 de enero de 1952. Fecha en la que la serie ya estaba impregnada de la personalidad del creador de “Ideas Negras” (“Idées noires«), Tomás el Gafe (“Gaston Lagaffe”) y «Modeste et Pompom”.
Franquin incorporó personajes propios al universo de Spirou y Fantasio: El Conde Champignac, Zantafio, el alcalde de Champignac y el entrañable Marsupilami, enriqueciendo creativamente la serie de Rob-Vel (quien había vendido en 1943 los derechos de «Spirou y Fantasio» a Dupuis) y dejando para la historia páginas que han divertido a generaciones de lectores.

Combinando características de animales reales con otras fantásticas había nacido una estrella que brillaría con luz propia, destinada a perdurar en el paisaje de la Bande Dessinée, con un atractivo gráfico imperecedero e idiosincrasia propia. Un personaje que, de todos los secundarios que creó para Spirou, es el único que Franquin mantuvo la propiedad. Hecho que le posibilitó poder supervisar y coordinar la serie de álbumes que protagoniza el animal más conocido de la selva de Palombia.
Para celebrar las siete décadas del personaje no se nos ocurre mejor nada mejor que centrar la atención en “¡Capturad un Marsupilami!” (“Capturez un Marsupilami !«), el álbum con el que Dupuis conmemoró el cincuenta aniversario del personaje en Francia en 2002 y que este pasado año Editorial Base lo editó en castellano y catalán.

“¡Capturad un Marsupilami!” se trata de un álbum especial, portando el número 0 de la colección. No es para menos si en sus adentros nos encontramos páginas hechas por Franquim. Aquí nos espera una compilación de historias cortas, seminales, del animal oriundo de Palombia. Quizá menores en ocasiones, pero en todo caso entrañables porque conservan el “savoir faire” con el que fueron creadas. Además de los secundarios que hacen acto de aparición (Spirou, Fantasio, el Conde Champignac, Noel o Bring M. Backalive) que harán las delicias de los fans de la Bande Dessinée más atemporal.
A lo largo de las 46 páginas del cómic podremos disfrutar de una serie de gags e historias cortas que habían permanecido inaccesibles para el público europeo demasiado tiempo. Aquí, de alguna manera, tenemos la base de la grandeza que tiene el personaje a día de hoy. También la evolución gráfica de Franquin viene capturada a través de páginas de diferentes épocas. Piezas todas ellas, realizadas entre 1955 y 1981, que componen un mosaico de lo que supone el personajes: sencillo y barroco a la vez, atemporal por derecho propio y gráficamente irresistible.

Como toda antología compuesta de pequeñas historias, el resultado es irregular pero “¡Capturar un Marsupilami!” mantiene un buen tono general. Al fin y al cabo se trata de Franquin. Y un poco de Franquin siempre es mucho. En estas páginas en el momento más inesperado está ese gag genial propio del autor: sea de forma explícita, sea en el fondo de la viñeta, o incluso en la firma del autor… Así que una buena manera de celebrar los setenta años de Marsupilami es abrir este álbum de Editorial Base y disfrutar del arte y gags de Franquin y celebrar la vigencia y encanto de Marsupilami.
“Huba… ¡ Hop !!!”
